En el año 1962, la paz mundial estuvo seriamente amenaza. Cuba demostró a los círculos imperiales que, a pesar de ser un pueblo pequeño, se podía llegar a una verdadera catástrofe si intentaban agredirnos.
La victoria cubana en Playa Girón, lejos de llamar a la cordura a los césares imperiales, motivó una sed de venganza. Contra nuestro país se comenzó una cruenta campaña de difamación y sabotaje, que pretendió presentar a Cuba como un peligro para encubrir sus planes de agresión directa.
En tanto, la Dirección de la Revolución y el gobierno de la URSS firmaron el “Acuerdo entre ambos sobre la colaboración militar en la defensa del territorio nacional de Cuba”. A pesar de que este acuerdo estaba dentro de las prerrogativas de los dos gobiernos soberanos y contaba con toda legalidad, Estados Unidos se negó a aceptar los hechos.
Las unidades de la Agrupación de Tropas Soviéticas comenzaron a llegar a Cuba a principios de agosto, razón que fue aprovechada en Washington para imponer un “Bloqueo Naval” a la Isla y crear todas las condiciones para bombardear e invadir nuestra nación, desencadenando así la llamada Crisis de Octubre.
Cuba rechazaba una inspección de su territorio y mantenía así sus posiciones de principios en todo momento y con la mayor firmeza, prestigio y moral. Una vez más se demostraba que la seguridad del país no podía confiarse a la buena fe del imperialismo.
Tomado de Razones de Cuba.