Desde Washington se realiza un denodado trabajo para impedir que sus «enemigos» puedan producir, exportar o abastecerse de insumos para la generación de energía. Para ello se realiza todo tipo de acciones ilegales e ilegítimas que van desde las sanciones unilaterales hasta los atentados terroristas.
«La nafta no te va a dar», esa popular metáfora que en Argentina preanuncia la falta de energía de una persona o de un grupo para llevar adelante una tarea, se ha transformado en un precepto de la política exterior Estados Unidos.
La constante demanda de insumos para la generación de energía con la que abastecer su industria y las necesidades de la vida cotidiana de sus ciudadanos ha llevado al poder a tener una compresión estratégica de la importancia geopolítica de esos recursos. Por ese motivo, los sucesivos gobiernos de Estados Unidos mantienen una política de Estado que podría dividirse en dos grandes aspecto: el más conocido, el saqueo de los recursos naturales de otros países; el menos conocido, el violento y constante trabajo para impedir que sus «enemigos» (los países que no se alinean de manera sumisa a sus intereses) puedan producir, exportar o abastecerse de esos insumos. Los casos de Rusia, Venezuela y Cuba son claros ejemplos de ello.