Propaganda viral: en la era de las redes sociales, los esfuerzos anticubanos de los EE. UU. deben mantenerse al día con la forma en que las personas obtienen su información (y desinformación). Aquí, los manifestantes en Key West, Florida, usan sus teléfonos para fotografiar y grabar en video una bandera que dice «SOS Cuba» desde lo alto de la boya de Southernmost Point, el 13 de julio de 2021. Foto: Rob O’Neal/El ciudadano de Cayo Hueso vía AP
Los métodos estadounidenses más crudos para destruir el gobierno revolucionario de Cuba (ataques militares, bombardeos de hoteles, derribo de un avión lleno de deportistas, agresiones contra funcionarios, guerra biológica) no funcionaron. Tampoco el bloqueo económico, que, por supuesto, continúa. Quizás por ello, el gobierno de ese país ha apostado por un enfoque más sutil contra la Isla, que busca generar, de igual modo, la desesperación y la disidencia.
Los funcionarios estadounidenses pagan por la recopilación de malas noticias sobre el gobierno revolucionario de Cuba y por su difusión dentro de la Isla y en los medios de comunicación extranjeros. Proporcionan dinero a los agentes para que lo entreguen a los opositores al gobierno de Cuba, reales o imaginarios, en la Isla y en otros lugares. Los destinatarios encuentran o idean información desfavorable a la imagen de Cuba y la difunden. Entonces las fundadas quejas de los cubanos sobre el desabastecimiento, la burocracia, los bajos salarios y la convivencia con la pandemia se convierten en noticia.