
Bandera cubana en el Hotel Habana Libre. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Vivimos en un planeta dominado por la hegemonía del capitalismo-mundo, manifestada en formas imperiales y subimperiales, en primer lugar de EE.UU. desde su emergencia luego de la Segunda Guerra Mundial. En un momento de declive de la hegemonía imperial norteamericana en el planeta, vemos la conformación cada vez más evidente de bloques regionales que, de alguna manera, son contraposición a ella. Esos bloques, en algunos casos, son incluso manifestación de determinadas burguesías nacionales cuyos intereses no tienen que alinearse necesariamente con los de EE.UU.
Por razones históricas y geográficas, Latinoamérica tiene una supeditación a la hegemonía norteamericana mucho más marcada y en condiciones de vasallaje mucho más manifiesto que otras regiones del mundo. Por la misma razón, en nuestra región desde hace décadas se da batalla aguda en términos contrahegemónicos. Las burguesías latinoamericanas carecen, desde hace mucho, de la capacidad y fuerza de erigirse en contraposición a EE.UU., incluso si este limita su propio desarrollo como clase: es una burguesía clientelar.