El Ministerio de Relaciones Exteriores rechaza en los términos más categóricos la certificación que hace el Departamento de Estado de EE.UU. de que Cuba no coopera plenamente con los esfuerzos antiterroristas de los EE.UU., anunciada el 25 de mayo de 2021 en el Registro Federal de ese país.
El gobierno de Donald Trump había emitido esta misma calificación el 2 de junio de 2020, como paso previo para la inclusión de Cuba en la lista del Departamento de Estado sobre Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo internacional, que se hizo pública el 11 de enero de 2021, unos días antes de la toma de posesión del presidente Joseph Biden y con el claro propósito de condicionar la conducta de este hacia nuestro país.
Se trata de una acusación totalmente infundada y utilizada con fines políticos, que intenta justificar las agresiones contra Cuba, incluido el inhumano bloqueo económico, comercial y financiero que sufre nuestro pueblo.
El Ministerio rechaza, igualmente, la práctica unilateral y selectiva estadounidense de singularizar en listas arbitrarias a países con respecto al terrorismo, la cual carece de legitimidad alguna y es contraria al Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas.
Restos del vapor La Coubre en la Avenida del Puerto de la capital cubana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
“El 4 de marzo lega a los cubanos una fecha para no olvidar de todo lo que es capaz el imperialismo. Los tiempos han variado, pero sus aspiraciones son las mismas que cuando nos describían como la fruta madura que estaba destinada a caer en sus manos”, afirmó este jueves Tamara Placeres Pérez, primera secretaria del PCC en La Habana Vieja, durante el acto por el aniversario 61 del atentado al vapor La Coubre.
Acto por el 61 aniversario del sabotaje al vapor La Coubre. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Luego de hacer un recuento de los hechos de esa trágica jornada, en la que perdieron la vida más de 100 personas y alrededor de 400 fueron heridas, Placeres afirmó que “el hecho en sí mismo no fue aislado, ni fue el último en la escalada de acciones por cambiar nuestro rumbo.
Aquel viernes 4 de marzo de 1960 el carguero francés La Coubre atracó en el muelle de La Habana como a las 9h30. Había embarcado mercancías en los puertos de Hamburgo, Amberes y Le Havre, las que también depositaría en puertos de Estados Unidos, México y Haití.
Luego de activarse las medidas de seguridad se autorizó la presencia de personal extranjero a la nave. Inmediatamente, como indica el segundo capitán Jean Le Fèvre en su testimonio escrito, una veintena de soldados armados subieron a bordo y se distribuyeron especialmente en la parte trasera del barco, desde el puesto de mando.
Seguidamente, debidamente identificados, subieron los estibadores. A las 11h00 se empezó la descarga de las mercancías ubicadas en la parte delantera del barco. Al mismo tiempo Le Fèvre entregó las llaves para que un tripulante abriera los candados que, excepcionalmente, tenía la bodega VI, situada al extremo trasero. Puestas en mallas, con grúas del barco se fueron sacando y depositando en el muelle 967 cajas de madera que contenían millón y medio de municiones. Ello duró hasta las 14h45.
Sacha Llorenti, secretario ejecutivo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), condenó este martes la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Llorenti calificó de arbitraria la decisión de Washington al considerarla violatoria de “la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, sino que es una afrenta a los pueblos del mundo”, destacó en Twitter.
El secretario general del ALBA-TCP recordó que contrario al odio y la muerte resultantes del terrorismo, Cuba envía médicos a otros países y, con ello salva, miles de vidas, esto en medio de la pandemia de la COVID-19 y los efectos del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington a La Habana hace seis décadas.
“Si existiese una lista de los países patrocinadores de la solidaridad y dela vida, en primer lugar estaría Cuba”, afirmó Llorenti en la red social.
En 2015 la administración del presidente Barack Obama sacó a la isla caribeña de la lista de países patrocinadores del terrorismo, sin embargo, el Gobierno de Donald Trump arreció los ataques hacia La Habana y echó por tierra los avances en materia de relaciones bilaterales logrados durante la administración anterior.
La pandemia de la desinformación y manipulación, la perversidad del terrorismo mediático. Gráfica: Lacoste
En un escenario como el que nos rodea, con un mundo paralizado, uno podría imaginar que los sembradores de odio se llamarían a la reflexión y ante el sufrimiento humano recuperarían algo de la humanidad perdida, pero los hechos nos están mostrando la persistencia del odio y la mentira.
La pandemia de la desinformación y manipulación, la perversidad del terrorismo mediático, para tratar de seguir atrapando a poblaciones cautivas continúa como si nada pasara en el mundo, y se convierte en un crimen de lesa humanidad. La mentira mediática es un arma de guerra.
La realidad, que en estas situaciones límites se sobrepone a los juegos malditos de la guerra psicológica, determina que la mayoría de los medios de comunicación masiva a nivel global son manejados en este período histórico desde el centro imperial que, a su vez, hegemoniza la revolución tecnológica de las comunicaciones y la informática.
Esto dentro de su proyecto de lograr el manejo absoluto de una comunicación estratégica a nivel global, y como parte esencial de las guerras de todo tipo que el sistema imperial nos impone.
El Ministerio de Relaciones Exteriores expresa su enérgico rechazo a la calumniosa inclusión de la República de Cuba en una lista del Departamento de Estado de los Estados Unidos referida a países que supuestamente no cooperan plenamente con los esfuerzos estadounidenses contra el terrorismo, hecha pública el 13 de mayo de 2020, que fue contundentemente rechazada por el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Se trata de un listado unilateral y arbitrario, sin fundamento, autoridad o respaldo internacional alguno y que, como se sabe, solo sirve a propósitos de difamación y coerción contra países que se niegan a acatar la voluntad del gobierno de los Estados Unidos en sus decisiones soberanas.
El principal argumento utilizado por el gobierno de los Estados Unidos fue la presencia en el territorio nacional cubano de miembros de la delegación de paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia.
Como es ampliamente conocido, la delegación de paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia está en nuestro territorio porque, en virtud del abandono repentino de Ecuador de su condición de sede y a solicitud del gobierno colombiano y del ELN, el proceso de paz se trasladó a La Habana en mayo del 2018.
Este diálogo de paz había comenzado el 7 de febrero del 2017 en Quito. Cuba, junto a Brasil, Chile, Ecuador, Venezuela y Noruega, ha fungido como Garante del proceso de paz, por petición de las partes.
A partir de la llegada del Sr. Iván Duque Márquez a la Presidencia de Colombia el 7 de agosto del 2018, representantes de ese gobierno sostuvieron, desde el 8 de agosto de ese año, hasta enero del 2019, varios intercambios con Cuba y con la delegación de paz del ELN con el propósito de continuar los diálogos que habían comenzado durante el mandato del Presidente Santos, proceso en el cual nuestro país actuó con la debida discreción y riguroso acatamiento de su papel de garante.
Tras el atentado en la Escuela de Cadetes de Policía de Bogotá, del 17 de enero de 2019, el Presidente de la República de Cuba y el Ministro de Relaciones Exteriores expresaron de inmediato sus condolencias al gobierno y pueblo colombianos, en particular a los familiares de las víctimas del atentado, y reiteraron la firme posición de nuestro país de rechazo y condena a todos los actos, métodos y prácticas terroristas en todas sus formas y manifestaciones.
El gobierno colombiano tomó entonces acciones políticas y legales contra la delegación de paz del ELN que se encontraba en territorio cubano y rompió el diálogo de paz. Adicionalmente, decidió desconocer el Protocolo de Ruptura, en franco abandono y quiebre de los compromisos adquiridos por ese Estado con otras seis naciones firmantes del mismo.
El Protocolo de Ruptura se firmó en el marco de las negociaciones de paz por el Gobierno de Colombia, el ELN y los países Garantes, el 5 de abril de 2016. En él se establece el regreso seguro de la delegación guerrillera a Colombia en caso de romperse el diálogo.
El gobierno cubano sostuvo y sostiene hoy que lo que corresponde, según los documentos acordados, es la aplicación del Protocolo. Esta postura, respaldada ampliamente por la comunidad internacional y sectores comprometidos con la búsqueda de una solución negociada al conflicto armado colombiano, es una práctica universal reconocida y ratificada reiteradamente por apegarse al Derecho Internacional y a los compromisos del País Garante y Sede de los diálogos. Debido a la no aplicación de este Protocolo, es que aún permanecen en el país los miembros de la delegación de paz del ELN.
El gobierno colombiano ha incursionado en una serie de acciones hostiles contra Cuba, que incluyen declaraciones públicas, amenazas y emplazamientos, mediante la manipulación, ingrata y políticamente motivada, de nuestra inobjetable contribución a la paz en Colombia. Entre estas acciones, se registró la modificación de la postura histórica de Colombia de apoyo a la Resolución que cada año aprueba la Asamblea General de las Naciones Unidas en demanda del fin del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos que provoca daños y sufrimiento al pueblo cubano. Esta acción cambió ostensiblemente la posición consistente e invariable de todos los gobiernos colombianos desde 1992.
El mismo día que EE.UU. anunció la inclusión de Cuba en la lista de países que supuestamente no cooperan plenamente con los esfuerzos estadounidenses contra el terrorismo, el Alto Comisionado para la Paz del gobierno de Colombia, Sr. Miguel Ceballos Arévalo declaró públicamente que la decisión del Departamento de Estado de incluir a la isla era un “espaldarazo” al Gobierno de Colombia y a su “insistente solicitud” para que Cuba le entregara a los miembros de la delegación de paz del ELN.
Estas declaraciones del Sr. Ceballos han sido criticadas en Colombia por amplios sectores comprometidos con la paz y varios políticos colombianos han demandado del gobierno una explicación sobre las mismas y acerca del desconocimiento del Protocolo de Ruptura.
El Ministerio de Relaciones Exteriores rechaza, en términos enérgicos, las declaraciones del alto funcionario colombiano.
Lo que se desprende de los comentarios del Alto Comisionado para la Paz es que la conducta del gobierno de Colombia ha servido y facilitado los argumentos para los propósitos agresivos de los Estados Unidos contra nuestra Nación y que ha brindado su “espaldarazo” a las infamias estadounidenses contra una nación de América Latina y el Caribe.
La presencia de representantes del ELN en nuestro territorio, en la que descansa la acusación estadounidense, no es más que un pretexto endeble y deshonesto, carente de sentido y facilitado por la actitud ingrata del gobierno de Colombia, si es que algún crédito merecen las declaraciones del Sr. Ceballos.
En cualquier caso y aún con esa supuesta ayuda del gobierno de Colombia, la acusación de los Estados Unidos es totalmente infundada. Existen evidencias concretas, algunas de ellas muy recientes, de nuestra colaboración bilateral con los Estados Unidos en el combate contra el terrorismo y en esfuerzos conjuntos de aplicación y cumplimiento de la ley, en acciones de particular interés para este, lo que convierte la calificación anunciada por el Departamento de Estado en un acto deliberado de distorsión de la verdad.
Debe recordarse que Cuba es un país que ha sido víctima de numerosos actos terroristas organizados, financiados y ejecutados desde territorio de los Estados Unidos, por parte de grupos e individuos que han disfrutado allí de tolerancia y protección gubernamental, realidad que es de dominio público. Fue víctima también, en el pasado, del terrorismo de Estado perpetrado directamente por el gobierno de los Estados Unidos, que actuó en ocasiones en contubernio con el crimen organizado de ese país. Por acciones de este tipo han muerto 3478 cubanos y 2099 sufren o han sufrido algún tipo de discapacidad.
El pasado 30 de abril, nuestra Embajada en los Estados Unidos fue objeto de una agresión terrorista. El gobierno estadounidense mantiene desde entonces un silencio cómplice, sin condenar o siquiera rechazar el hecho, y se abstiene de tomar acciones contra personas y grupos terroristas radicados en territorio estadounidense que incitan a la violencia contra Cuba y sus instituciones.
Como consecuencia, tras el atentado terrorista contra nuestra Misión Diplomática en Washington, se han producido amenazas contra la integridad de diplomáticos y Embajadas cubanas en los propios Estados Unidos, así como en México, Costa Rica, Antigua y Barbuda, Canadá, Chipre, Austria y Angola, todo lo cual se ha informado a los respectivos gobiernos.
La actitud de manifiesta complicidad del gobierno de los Estados Unidos conlleva el peligro de ser asumida como un endoso al terrorismo. Es consecuente con la intensificación de la política de agresión e instigación a la violencia contra Cuba, llevada incluso a los países donde labora personal cubano de la salud en programas bilaterales de cooperación.
El compromiso de nuestra Nación con la actuación enérgica y la condena del terrorismo está recogido en la Constitución. Es absoluto y categórico contra cualquiera de sus formas y manifestaciones, en particular el terrorismo de Estado, y está respaldado por la debida legislación. Existen sobradas razones para dudar de que el gobierno de los Estados Unidos pueda emitir una afirmación tan categórica sobre su posición frente al terrorismo.
Cuba ha mantenido de manera invariable su apoyo a la paz de Colombia y ha trabajado desde su condición de Garante en la implementación del Acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP), a pesar de que el Gobierno colombiano no ha garantizado la protección de dicho Acuerdo y no ha asegurado su estricto cumplimiento.
Como se ha planteado por vías diplomáticas, el Ministerio de Relaciones Exteriores solicita al gobierno de Colombia conocer cuál es su postura sobre la condición de los Garantes en el proceso de Paz de Colombia, en particular el de Cuba.
Igualmente, requiere conocer cuál es la posición del gobierno sobre la aplicación y el cumplimiento del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y la FARC-EP.
El Ministerio de Relaciones Exteriores insta al Gobierno de Colombia a que declare su posición oficial acerca de las razones que le atañen para la inclusión de Cuba en la lista elaborada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos y aclare cuál fue el papel y la postura de sus funcionarios en los intercambios previos realizados con los Estados Unidos al respecto.
Como país que ha sido víctima del terrorismo, Cuba deplora toda manifestación de manipulación y oportunismo político al tratar un asunto tan sensible.
A 20 días del ataque terrorista a la embajada de Cuba en Washington, el Gobierno de Estados Unidos aún guarda silencio. Sin embargo, incluyó a La Habana en una lista unilateral de países que “no cooperan” en la lucha contra el terrorismo, lo que ha sido calificado por Carlos Fernández de Cossío, director general para EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), como “un acto político, deliberado y profundamente deshonesto”.
“Es un listado ilegítimo que no tiene reconocimiento absoluto por ningún foro internacional u órgano colegiado autorizado en temas de lucha contra el terrorismo, y que busca desacreditar a Cuba y presionar a terceros países en sus relaciones con la isla”, sostuvo el diplomático durante un encuentro con medios de la prensa nacional, este martes, en el que también repasó otros temas sustanciales de las deterioradas relaciones bilaterales.
Lo primero que debe comprenderse —dijo— es que desde la década de los ochenta del siglo pasado, EE.UU. usa como instrumento de política exterior la práctica de publicar listas en las cuales califica a países.
Ello surgió y continúa explicándose por el aislamiento que sufre la autoridad estadounidense ante los organismos internacionales, foros multilaterales y la comunidad mundial.
“La imposibilidad de imponer su agenda y criterios frente a la voluntad de la mayoría de los Estados, ha conducido a ese Gobierno a publicar listas sobre distintos temas para señalar a otras naciones”, sustentó.
Citó el ejemplo del listado sobre el combate al narcotráfico, “lo cual es paradójico, porque es conocido que a nivel global, el mercado fundamental para el tráfico de drogas es EE.UU.”.
En amarillo oscuro y pálido se muestran las áreas en las que el Cártel de Sinaloa tiene mayor influencia en el mapa estadounidense. Foto: Daily Mail/Misión Verdad.
“Es en ese territorio donde más dinero se genera y más fortunas existen como fruto del tráfico de drogas”, subrayó.
Lo mismo hace con la libertad religiosa y la trata de personas, mientras que tiene al menos dos listas referidas al tema del terrorismo, como en la que está incluida Cuba, acusada de “no cooperar lo suficiente con el esfuerzo estadounidense de lucha” contra ese flagelo.
Algo paradójico a juicio de Fernández de Cossío, teniendo en cuenta que EE.UU. conoce, así como la comunidad internacional, que “Cuba tiene una posición vertical y consistente contra del terrorismo, nuestra intolerancia con cualquiera de sus manifestaciones es absoluta”.
Es un factor que debe tomarse en cuenta para observar esta inclusión realizada por Washington, máxime cuando la nación caribeña ha sido víctima del terrorismo y miles de cubanos han perdido la vida por esta causa.
Solo en el servicio y política exterior,Cuba ha sido objeto de más de 500 actos terroristas, en su mayoría fraguados, organizados, financiados y ejecutados desde territorio estadounidense, por individuos que viven allí y han disfrutado de libertad al amparo de aquel gobierno, a pesar de ser extremistas connotados y reconocidos.
“No estoy contando aquí el terrorismo de Estado, practicado por el Gobierno estadounidense, específicamente por la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés) contra el pueblo de Cuba”, mencionó.
Fernández de Cossío señaló un factor esencial, y es que —como bien conoce el Gobierno de EE.UU.— actualmente existen acuerdos de cooperación bilateral, así como en materia de aplicación y cumplimento de la ley, que incluyen el combate contra el terrorismo.
Añadió que recientemente han habido acciones concretas de colaboración, algunas de ellas de beneficio para el Gobierno estadounidense y de interés para su seguridad nacional.
“Esa es una confirmación de que la inclusión de Cuba en la lista es un acto político, deliberado y profundamente deshonesto, con el uso de la mentira, que no es raro en el equipo de la actual administración”, denunció.
El director general de EE.UU. del Minrex aseveró que, desafortunadamente, determinados países o autoridades estadounidenses en otras naciones prestan atención a estas calificaciones, y actúan en algunos casos en correspondencia.
El impacto práctico de entrar en este listado de “no cooperar completamente” con los esfuerzos antiterroristas de Washington, es la prohibición de la venta o licencia para la exportación de artículos y servicios militares y de defensa a estos Estados.
Silencio cómplice sobre el ataque terrorista a embajada de Cuba
Carlos Fernández de Cossío, director general para EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
Mientras EE.UU. decide incluir a La Habana en su lista negra, calla con respecto a los sucesos del 30 de abril último, cuando un ciudadano de origen cubano abrió fuego contra la embajada caribeña en la capital norteamericana.
“La noticia más importante es que al cabo de 20 días, el Gobierno de EE.UU. reúsa emitir un pronunciamiento público, y eso no es un hecho ligero o que pueda olvidarse tranquilamente”, consideró Fernández de Cossío.
Para las autoridades diplomáticas de la isla, cada día que pasa de silencio público sobre el acto terrorista perpetrado por un individuo que se confesó dispuesto a matar, “es un día que demuestra la complicidad de la actual administración en relación con dicho acontecimiento”.
“Es un silencio cómplice, sobre todo cuando se han podido demostrar vínculos entre ese ciudadano [Alexander Alazo Baró] con grupos e individuos de trayectoria violenta en aquella nación, promotores actos agresivos contra nuestro país”, detalló el funcionario.
Como refirió el Canciller cubano en una comparecencia para hablar sobre tales hechos, el Gobierno de EE.UU. está aún por explicar cuáles son los nexos de un centro religioso de la zona de Doral, en el sur de Florida, con el atacante, así como el vínculo entre los discursos y planteamientos agresivos y hostiles contra Cuba que se promueven allí con la conducta y la decisión de este individuo de ametrallar la embajada con la intención confesa de matar.
“Inevitablemente, tenemos que recordar la historia de terrorismo de EE.UU. contra Cuba y la complicidad de ese gobierno con grupos de extremistas connotados”, sugirió Fernández de Cossío.
De manera particular, rememoró que las misiones diplomáticas de Cuba en Washington y Nueva York han sido blanco de ataques con explosivos y disparos, e incluso en medio de una céntrica avenida del barrio neoyorquino de Queens fue baleado el diplomático cubano Félix García, en 1980.
“Hemos tenido que enfrentar la COVID-19 con las limitaciones del bloqueo”
Carlos Fernández de Cossío, director general para EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
Otro aspecto en el que se detuvo Fernández de Cossío fue en el recrudecimiento del bloqueo contra Cuba durante la administración Trump, y cómo se ha hecho sentir esta política en medio de la lucha de la isla contra la pandemia de la COVID-19.
En tiempos de COVID-19, un factor fundamental es obtener los insumos que requiere el país para el aseguramiento médico, de equipamientos y materiales con el propósito de enfrentar esta enfermedad causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
Precisamente, el bloqueo significa un escollo para adquirir en mercados de terceros países algunos productos y equipamientos fabricados por empresas subsidiarias de EE.UU., o que contienen un porciento de componentes, partes o software estadounidenses.
Entre los ejemplos concretos ya hecho públicos, Fernández de Cossío se refirió a uno de 2019, cuando Cuba trató de contratar varios equipos de ventilación mecánica usados en las terapias intensivas, y tan necesarios ahora en el contexto de la COVID-19.
“Después de meses de intentos de compra a una empresa europea, resultó imposible porque caducó la licencia con la que debía contar”, afirmó; por tanto, “hemos tenido que enfrentar la pandemia con esa gran limitación”.
Otra situación más reciente fue la ayuda que se intentó enviar desde China, la cual no pudo llegar a suelo cubano porque la empresa transportadora de la carga se negó a hacerlo ante el temor de ser castigada por las leyes de EE.UU.
Se ha alegado en ocasiones —dijo— que EE.UU. autoriza la venta si Cuba solicita una licencia. “Nadie que conozca cómo funciona el comercio internacional, en particular cuando hay necesidades apremiantes, puede suponer que los problemas se resolverán de manera urgente mediante procesos deliberadamente dilatados como los que establece ese Gobierno”, apuntó.
“Si EE.UU. no tuviera restricciones no exigiría licencias, ni pondría los medicamentos y alimentos dentro las limitaciones a Cuba para comprar en EE.UU. o en terceros mercados”, aseguró.
Alegar que el bloqueo no es real, es un acto deshonesto
Carlos Fernández de Cossío, director general para EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
Acerca de grupos que dentro y fuera de Cuba sostienen que el cerco de Washington no es real, el Director General de EE.UU. de la Cancillería opinó que “están mintiendo”.
Quien diga que el bloqueo sólo trata de la prohibición de comerciar entre Cuba y EE.UU., “está actuando deshonestamente y de forma deliberada, no lo dice por falta de información o de comprensión de los hechos”.
En ese sentido, recordó que la motivación para la aplicación del bloqueo está escrita desde inicios de la década del sesenta.
El memorándum del seis de abril de 1960, con la firma de Lester D. Mallory, subsecretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos, define claramente el propósito del bloqueo: crear penuria, escasez y con ello, una situación económica insostenible en Cuba, a fin de derrocar al Gobierno.
Por si eso no fuera suficiente, —sentenció Fernández de Cossío— se trata de algo que está escrito en la Ley Helms-Burton, cuyo título I dice explícitamente que es obligación del Gobierno de Estados Unidos, procurar frenar u obstaculizar las relaciones comerciales de Cuba en cualquier parte del mundo.
“Mandata a Washington a enterarse de cuáles son las relaciones económicas y comerciales la isla con otras naciones, y a tratar de obstaculizarlas, al punto de exigir que el Departamento de Estado reporte cada año al Congreso sobre los resultados y cumplimento de esta medida”, argumentó el diplomático.
“Este Gobierno se ha comprometido con la aplicación en extremo de la Helms-Burton, cuyo título III ampara la posibilidad de acciones legales en tribunales de los EE.UU. contra entidades que sean demandadas por hacer negocios, vincularse comercialmente o invertir en propiedades legítimamente nacionalizadas al triunfo de la Revolución, en enero de 1959”.
Cada año, el bloqueo cuesta a Cuba más de 4 000 millones de dólares a causa de las prohibiciones para adquirir productos en un mercado tan cercano como el estadounidense, acceder a esa tecnología y por los obstáculos que impone a terceros países.
Y es que la isla, además de estar impedida a realizar importaciones desde EE.UU., tampoco puede acceder a productos que contengan más de un 10% de componentes estadounidenses (materias primas, piezas y partes, software, propiedad intelectual).
“En una economía tan globalizada como la actual es muy difícil encontrar productos que no tengan hasta un 10% de fabricación norteamericana”, sustentó Fernández de Cossío, quien insistió en que Cuba tampoco puede comerciar con empresas subsidiarias de EE.UU. radicadas en terceros países, aunque respondan a la legislación, paguen impuestos y empleen a personal de las naciones donde están asentadas.
Cooperación médica, también en la diana de los ataques
Carlos Fernández de Cossío, director general para EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
Fernández de Cossío calificó esta acción de inverosímil, pero no inesperada, pues forma “parte de los instrumentos fundamentales del Gobierno estadounidense para desacreditar a Cuba”.
“Uno de los pilares constantes contra la isla, desde el triunfo de la Revolución, ha sido tratar de desprestigiar a nuestro país y demostrar que esta pequeña nación, con escasos recursos naturales y cercada económicamente, no es capaz de tener ningún tipo de éxito”, valoró el diplomático.
A su juicio, el vigoroso y efectivo sistema de salud cubano, capaz de asegurar el acceso a servicios de calidad para todos a pesar de las limitaciones económicas, también está en la diana de los ataques de EE.UU., “un país incapaz de proveer asistencia sanitaria a sus ciudadanos”.
“Se calcula que más de 20 millones de personas en EE.UU. no tienen seguro médico, mientras que otras decenas de millones cuentan con uno tan endeble que no cubre más allá de la atención básica”, ejemplificó.
Antes de que surgiera la pandemia de la COVID-19, que ha venido a demostrar la incapacidad de la administración de Donald Trump para gestionar la crisis sanitaria en su país, “el tema ya figuraba en la campaña de debate electoral de EE.UU., identificado como una de las preocupaciones fundamentales de los electores”, observó Fernández de Cossío.
“En contraste, la colaboración médica internacional cubana es capaz de prestar servicios a millones de personas en el mundo, sobre la base de acuerdos bilaterales intergubernamentales totalmente legítimos, que descansan en principios y nociones que diversas resoluciones de la ONU han defendido, como la cooperación Sur-Sur”, manifestó.
Consideró que el propósito de esta campaña es desacreditar a Cuba, y tratar de sostener la idea de que es un país inviable, todo ello con el objetivo de “restarle recursos económicos que legítimamente recibe como resultado de los servicios de salud que presta a nivel internacional”.
EE.UU. habla en nombre de los cubanos que viven allá, pero no los representa
Por último, el Director General de EE.UU. del Minrex se refirió a las próximas elecciones presidenciales en ese país, donde el tema Cuba ha aparecido particularmente en el sur de la Florida, aunque “es difícil pronosticar qué peso real va a tener en los comicios de noviembre, incluso en ese Estado”.
El primer motivo expuesto por Fernández de Cossío fue que demográficamente, los cubanos en EE.UU. no tienen un peso significativo en el proceso electoral.
“No representan proporcionalmente el segmento de la población latina que pudieran haber representado hace 15 o 20 años atrás”, aseguró.
En segundo lugar, señaló que no todos los cubanos que viven en ese país votan, algunos porque no son ciudadanos estadounidenses (por tanto no tienen el derecho), mientras que otros que sí lo son tampoco pueden hacerlo por presentar deudas con el Estado.
Recordó que las elecciones en EE.UU. se realizan en un día laboral, por tanto, “hay cubanos que no pueden darse el lujo de faltar a sus trabajos para votar, o sus centros no les otorgan el permiso de ausentarse con ese fin”.
Encuestas realizadas en EE.UU. en los últimos años demuestran que, incluso para los votantes cubanoamericanos, el tema de la relación con Cuba no es tan sustancial. “En su lista de prioridades ocupa el cuarto o quinto lugar; más importantes para ellos son los asuntos relacionados con la Salud, el empleo, la seguridad ciudadana y la vivienda”, añadió.
De modo que el tema Cuba se está utilizando de manera oportunista, sobre todo por el Partido Republicano, para atacar al Partido Demócrata. “Pretenden acusar a este último de socialista y presentar el asunto de este modo ante el segmento de origen latino y cubano en EE.UU.”, sentenció.
Sin embargo, de acuerdo con Fernández de Cossío, hay algo que no se debe obviar, y es que no es lógico suponer que el cubano que vive en EE.UU. vote a favor de un gobierno comprometido con políticas que lo alejan o cortan los vínculos con su país de origen.
“EE.UU. ha entorpecido, —lo cual es curioso en este año electoral— los vínculos entre los cubanos que vivimos a ambos lados del estrecho de la Florida”.
Una de las trabas fue la suspensión de los vuelos regulares procedentes de EE.UU. a Cuba, a lo que luego se añadió la reducción de los chárter, que solo pueden ser operados hacia La Habana.
“Es difícil pensar que la mayoría de los cubanos respalde una campaña comprometida con entorpecer las relaciones con sus familiares, lo que nos hace pensar que la maquinaria política, sobre todo del Partido Republicano en la Florida, no toma demasiado en cuenta el criterio o la opinión de los cubanos, sino que los utiliza”, apuntó Fernández de Cossío.
Es dentro de esa maquinaria política republicana donde hay varias figuras de origen cubano, “quienes han ganado dinero sobre la base de la corruptela política de los EE.UU. y mediante sus vínculos con servicios especiales que orquestaron, desde Florida, acciones contra Cuba”.
“Esa maquinaria que dice hablar en nombre de los cubanos, es la que sí tiene cierto peso en la estructura política, y a la que apuesta el Partido Republicano y el actual equipo de Gobierno de EE.UU.”, dijo.
Una estatua del héroe de la independencia cubana José Martí está detrás de una cerca que ha sido perforada con agujeros de bala. Foto: AP.
Hay un viejo dicho que dice que cuando no se tiene la razón “no hay mejor defensa que el ataque”. Eso mismo aplicó el Departamento de Estado, que el mismo día 12 de mayo, que el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, hiciera pública su demoledora denuncia por el grave ataque terrorista a nuestra embajada en Washington. Pompeo lejos de brindar una información sobre el hecho y lamentar este acto violento, la respuesta vengativa fue dar a conocer que había colocado a Cuba y a Venezuela en la lista de países que no cooperan en la lucha antiterrorista, así de cínico, miserables e inescrupuloso, es el Gobierno del señor Donald Trump.
Imposible esconder, que el ataque del cubano Alexander Alazo Baró el pasado 30 de abril a la embajada de Cuba en Washington no fuera una acción terrorista, los testigos la propia policía local que detuvo al atacante en el mismo escenario de su acción terrorista y las declaraciones de Alazo, quien declaró que lo hizo por odio, que la seguridad cubana lo perseguía, que sus intenciones eran las de matar, para dicho acto compró un fusil de asalto AKM 47 y realizó 32 disparos contra la sede cubana que en ese momento estaba ocupada por diez funcionarios diplomáticos.
En su denuncia el ministro Rodríguez Parrilla, fue desmenuzando toda la trama y destruyó toda la leyenda que le fabricaron al terrorista Alazo. Alexander Alazo Baró, se fue del país en el 2003 y nunca tuvo ninguna acción que lo señalara como un enemigo del gobierno y la Revolución, se convirtió a una religión cristiana y contrajo matrimonio con una ciudadana mexicana y se marchó legalmente del país, y fue a residir en México y en estos 17 años que vivió entre México y Estados Unidos, viajó a Cuba en ocho ocasiones, sin molestar y sin ser molestado por las autoridades cubanas, en el 2010 se radicó en Estados Unidos y su última visita a Cuba fue en el año 2015.
De repente aparece escenificando el acto terrorista el 30 de abril en horas de la madrugada contra la embajada cubana, pero previamente, se había presentado en un hospital donde refirió temores y un supuesto cuadro de delirio de persecución por grupos criminales cubanos que no existen, al parecer sus cuentos y declaraciones a los médicos que le atendían diagnosticaron que tenía problemas mentales. Todo este “drama – comedia” se produce luego de que Alazo perdiera un pequeño negocio, y se encontraba en precaria situación económica, que le obligó a vivir, según su esposa, en el auto porque no tenían recursos para rentar una vivienda. ¿Y entonces de dónde sacó el dinero para comprar armas?
O sea, Alazo Baró fue construyéndose una leyenda que permitiera luego de realizar su acto terrorista contra la embajada, usarlo para su defensa en el juicio que tendrá que enfrentar, eso le permitirá actuar y tratar de lograr inmunidad. Los Servicios Especiales estadounidenses son expertos en fabricar leyendas para no salir comprometidos de sus macabras e ilegales acciones. Hoy se sabe que la destrucción de las Torres Gemelas fue provocada por una implosión, así lo denunció el New York Time en fecha reciente, una investigación del cuerpo de bomberos de la ciudad de New York precisaba que no fueron impactos de los aviones contra las Torres Gemelas como se había publicitado. Quien o quienes, colocaron esa enorme cantidad de explosivos que hizo colapsar a semejante edificio y cual el objetivo que perseguían, aún está por aclarar.
Casos hay muchísimos, pero el más famoso fue el que la CIA fabricó cuando el asesinato de John F Kennedy, para culpar a Cuba, el chivo expiatorio fue Lee Harvey Oswald, al que lo prepararon como procubano, defensor de Castro, hicieron de todo, incluido una riña de Oswald con el conocido contrarrevolucionario Carlos J Bringuier, Celso Hernández y Miguel Cruz, todos con reconocidos lazos con la CIA y el FBI en aquella época. Y para darle credibilidad de su posición procastrista, enviaron a Oswald a México a solicitar una visa en el consulado cubano para visitar a Cuba, una leyenda completa y así culpar del asesinato de Kennedy a Fidel y a Cuba. (1)
Estados Unidos dirigió, organizó, financió y armó a los mercenarios derrotados en Playa Girón, (Operación Pluto) y la también derrotada Operación Magosta. Organizó y apoyó 634 fallidos atentados contra el presidente cubano Fidel Castro. Ha mantenido bajo su influencia, control y apoyo a numerosas organizaciones terroristas con sede en Miami y New Jersey, entre ella Alfa 66, el MRR, DRE, FULN, Comandos L, Omega 7, Comandos Mambises y el MIRR, este último dirigido por Orlando Bosch, financiado por la mafia del juego organizado de Chicago, como el mismo confesó. (1)
Bosch junto a Luis Posada Carriles fueron los autores intelectuales y suministraron el explosivo para volar en pedazos al avión de cubana de aviación con 73 pasajeros y tripulantes a bordo, luego de despegar de Barbados. Un criminal atentado cuyos autores intelectuales Bosch y Posada Carriles, fueron protegidos por el gobierno de Estados Unidos pese a que Venezuela los pidiera en extradición.
Toda una buena obra teatral, que se refuerza con el grave y peligroso show que escenificó el atacante frente a la embajada, primero con una bandera cubana con letreros ofensivos y luego con un ataque violento con un fusil de asalto AK M 47, ametrallando el edificio de la sede diplomática cubana, si bien tuvo tiempo de huir no lo hizo, se abrazó a una bandera estadounidense y comenzó a proferir ofensas con escandalosos gritos, hizo una buena espera lo que dio tiempo a que llegara la policía local, a la cual se entregó dócilmente.
Resulta sospechoso que desde el primer momento que el individuo llegara frente a la embajada y comenzara a proferir gritos y ofensas a la bandera cubana un lugar supremamente protegido por el Servicio Secreto y estos no actuaran de inmediato, sino mucho después de concluida sus acciones terroristas y criminales, fue que la policía se hizo presente.
Y más sospechoso aún, las relaciones del terrorista Alazo con el pastor Frank López del centro religioso Doral Jesús Worship Center, acérrimo enemigo de la Revolución Cubana y cercano como el senador Marco Rubio y el congresista Mario Díaz Balar, de conocida trayectorias y acciones anticubanas y antivenezolanas, desde sus cargos en el Congreso de los Estados Unidos, con fuertes nexos con la mafia cubano-americana.
Todo debidamente bien planeado, con esa acción creaban un escenario que lógicamente traería la justa reclamación de Cuba y la condena de nuestro país a esa acción terroristas, pero ellos ignoraron nuestro reproche, era una forma de distraer a la opinión pública, porque 72 horas después, el 3 de mayo, se producía el desembarco de mercenarios por la Guaira, Venezuela. Ningún paso que ellos dan en nuestra región con Venezuela o con Cuba, es un hecho aislado de su actual política agresiva contra estas dos Naciones.
La respuesta fue incluir a Cuba y Venezuela en la lista de países que no cooperan con la lucha antiterrorista, que Cuba no responde al pedido de extradición que Colombia, solicitó de los diez (10) miembros de la delegación del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que se encuentran en Cuba.
Lo que Estados Unidos y Colombia no dicen, es que esos miembros del ELN, forman parte de la delegación que se encontraba en Ecuador en la Mesa de Dialogo de Paz, y que el gobierno de Ecuador, no quiso continuar siendo sede de dichos diálogos, fue por pedido del Gobierno de Colombia y el ELN al gobierno de Cuba ser la sede para dar continuidad al proceso de dialogo.
Cuba con su vocación de paz y de apoyo al hermano pueblo colombiano, aceptó la propuesta, en plena consulta y acuerdo con el gobierno de Noruega, que era el otro país garante y sobre esa base y establecidos los protocolos correspondientes, la delegación del ELN viajó a La Habana, a la espera de que el gobierno de Iván Duque designara a sus representantes, lo que nunca han hecho.
El protocolo firmado por las partes, incluido los gobiernos garantes y la Cruz Roja, estableció que, en caso de ruptura de los diálogos el gobierno de Colombia tenía que dar plena garantía del regreso de estos diez delegados a la zona de donde fueron recogidos, las FF.MM tendrían que replegarse de la zona y esperar 72 horas, hasta que los delegados llegaran a la zona e incorporarse a su Frente de donde salieron. Cuando el gobierno de Colombia hace unos meses atrás solicitó la extradición de los miembros de la delegación del ELN, Cuba le respondió, que solo se atendría al protocolo firmado por todas las partes, respuesta cubana que fue ratificada por el gobierno de Noruega.
Por tanto, es totalmente inaceptable y cínico usar ese argumento para que los Estados Unidos incluya a Cuba, en la lista de país que no cooperan en la lucha antiterrorista, la realidad es otra, es Estados Unidos el que apoya las acciones terroristas, sus acciones en Cuba provocaron 3,478 muertos y 2099 heridos incapacitados, sin contar los grandes daños en lo económico, incluido el Bloqueo Económico y ahora con sanciones adicionales, incluyendo impedir la compra de medicamentos y equipos para combatir el Covid-19, lo cual califica como un hecho de genocidio.
Y tan grave como lo arriba expuesto lo es también la campaña que directamente Mike Pompeo realiza contra los médicos cubanos y las brigadas que en este momento de la horrorosa pandemia de Covid -19 prestan su servicio humanitario salvado vidas. Otra forma de EE: UU hacer y contribuir al terrorismo.
Ni que decir de su apoyo a Juan Guaidó, estrechamente vinculado al Cártel de los Rastrojos, tal intimidad y compromiso del autoproclamado, con estos narcos, que fueron los que le brindaron la seguridad para trasladarlo y cruzarlo clandestinamente por la frontera venezolana colombiana a encontrarse con el presidente de Colombia Iván Duque. Y que decir del gobierno colombiano responsable de que hoy sea Colombia el mayor productor de cocaína, y el de mayor extensión de sembrados con un poco más de 220 mil hectáreas de matas de coca.
El grado de comprometimiento de altos dirigentes del gobierno colombiano con el narcotráfico, sí debía de preocupar el gobierno de Donald Trump, pero sin embargo este gobierno neogranadino es su principal aliado contra Venezuela, por eso sus grandes errores al aliarse al narcotráfico. No es secreto que la DEA se alió al cártel de Cali, para liquidar al cártel de Medellín, no porque Pablo Escobar, fuera un importante narcotraficante, sino porque era un peligro para los carteles estadounidense porque estaba manejando la idea de ocupar el mercado interno.
Escobar fue el que le comercializó al coronel Oliver North decenas de toneladas de cocaína para financiar a los contras en Nicaragua, acción de la cual fue cómplice Elliot Abrams, por la que ambos cumplieron sanciones en Estados Unidos. Abrams es actualmente el asesor de Juan Guaidó.
El ex presidente y actual senador Álvaro Uribe está cuestionado por sus vínculos con el Cartel de Medellín, pero actualmente hay una denuncia de Richard Maock, investigador de la CTI perteneciente a la Fiscalía colombina que dice poseer pruebas que vinculan a Uribe con el chapo Guzmán por introducir 10 toneladas de cocaína en Estados Unidos, que salía por el aeropuerto el Dorado, cuando el ahora procesado por narcotráfico, Fernando Sanclemente, nombrado por Uribe, era el Director de Aeronáutica Civil, y máxima autoridad sobre las instalaciones aeroportuarias de Colombia en el 2008. La droga era trasladada por la agencia Air Cargo Line. Maock, tuvo que huir de Colombia porque estaba amenazado de muerte.
Señores Trump y Pompeo no pretendan culpar al inocente y apoyar al culpable, Cuba ha mantenido por 60 años vocación de paz, el hecho más palpable lo representa el apoyo que dio al gobierno colombiano cuando en el 2012 aceptó ser la sede de las conversaciones de paz del gobierno colombiano con las insurgentes FARC-EP, diálogos que duró cinco años y concluyó con los Acuerdos de La Habana, firmados el 24 de noviembre del año 2016 por el presidente de Colombia Juan Manuel Santos Calderón y Rodrigo Londoño Comandante Jefe de las FARC-EP.
Y cual ha sido la respuesta del gobierno de Iván Duque Márquez, incumplir los Acuerdos de La Habana, atacar a la Justicia Especial de Paz, (JEP) y no implementar lo firmado, especialmente el tema de la tierra, el de cultivos ilícitos, y, más grave aún, ejecutar con el ejército paralelo, los narcoparamilitares, con la complicidad de sectores de las FF.MM, de hacer una sistemática selección de líderes y lideresas sociales, defensores de derechos humanos y excombatientes desmovilizados en las regiones para su eliminación física, esa política ha llevado a la muerte a más de 1000 de estos líderes comunales y cerca de 250 asesinatos de ex combatientes de las FARC-EP, incluyendo a 38 familiares.
Le recuerdo, señor Duque, que mientras usted se subordina a las órdenes del senador Álvaro Uribe, cuyo odio al chavismo, a la insurgencia colombiana y jurado enemigo de la paz es conocida, por tanto, su obediencia a Washington para atacar a Cuba, usando el tema de la extradición de los delegados del ELN, argumento insostenible de cumplir, porque sentaría un precedente que invalidaría cualquier acuerdo que a futuro pueda proponerse y viola el derecho internacional.
Cuba con mucha disposición aceptó la propuesta de brindar 1000 becas para que jóvenes colombianos estudien medicina y aquí están, esta isla caribeña se dedica a salvar vidas y no a matar, señor Duque, lo que, lamentablemente, no hace usted, ni su gobierno con su pueblo, como lo demuestra su postura frente a la Pandemia del Covid-19.
Si tomamos en cuenta estos breves elementos puedo sin cortapisa decir, no señores, los terroristas y narcotraficantes son ellos.
(1) Fuente consultada. El Asesinato de Kennedy y la Inculpación a Cuba. Autor. Fabian Escalante Font. Editora Política. Habana 2016utor. Fabian Escalante Font. Editora Política. Habana 2016
Letrero del Departamento de Estado de EE.UU. en Washington DC, 6 de enero de 2020. Foto: AFP.
Tomado de: Cubadebate (Con información de RT y Europa Press)
Este miércoles el Departamento de Estado de los EE.UU. incluyó a Cuba en la lista negra de países que no colaboran con la lucha antiterrorista.
La mayor de las Antillas no estaba en esta lista, en la que figuran Irán, Corea del Norte, Siria y Venezuela, desde 2015, cuando fue sacada por la administración Obama, luego de haber sido incluida durante 33 años.
Según el texto, concretamente, EE.UU. certifica a estos países bajo la Sección 40A de la Ley de Control de Exportación de Armas como «no cooperantes completamente» con los esfuerzos antiterroristas de Washington; y, con base en esa normativa, se prohíbe la venta o licencia para la exportación de artículos y servicios de defensa a estos Estados.
Según el documento del Departamento de Estado, Cuba fue incluido porque miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, que viajaron en 2017 para llevar a cabo conversaciones de paz, permanecieron en la isla en 2019 y se negó a extraditar a 10 miembros de esa organización guerrillera, luego que la misma se adjudicara el atentado con coche bomba en la Escuela General Santander de Cadetes de Bogotá, que dejó 22 personas fallecidas y más de 60 heridas.
«La negativa de Cuba a comprometerse productivamente con el Gobierno colombiano demuestra que no está cooperando con el trabajo de EE.UU. para apoyar los esfuerzos de Colombia para asegurar una paz, seguridad y oportunidad justa y duradera para su gente», señala el documento.
También, menciona que Cuba alberga a varios prófugos de la justicia estadounidense; entre ellos mencionan a Joanne Chesimard, quien fue condenada por supuestamente ejecutar al soldado estatal de Nueva Jersey Werner Foerster en 1973.