
El gobierno de Estados Unidos solo pretende “ayudar” al pueblo cubano. Así intentan, desde Washington, justificar la escalada de medidas hostiles hacia la Isla. En realidad, recrudecen, asfixian y hacen la vida más difícil en este archipiélago. Las afectaciones causadas por el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba pueden cuantificarse, pero el dolor no se refleja en números.
Desde diciembre de 2019 fueron suspendidos todos los vuelos de aerolíneas estadounidenses desde ese país hacia Cuba, con excepción de los realizados al aeropuerto internacional “José Martí”, en La Habana.
De abril de 2019 a marzo de 2020, la Empresa Importadora y Exportadora de Productos Médicos (MEDICUBA S.A.) contactó a 50 compañías estadounidenses con el objetivo de importar equipos, medicamentos y otros insumos necesarios en el Sistema de Salud Cubano.
La gran mayoría de estas empresas no respondió, excepto tres que alegaron estar imposibilitadas de comerciar con entidades cubanas por el bloqueo. Como consecuencia no pudieron obtenerse medicamentos para el cáncer de próstata, de mama, pulmón, vejiga, siendo la oncología y la pediatría las áreas más afectadas.
Sin embargo, dicen –ni que el mundo fuera tonto– que están contra el gobierno, no contra los cubanos. Bien pudiera ser esta una historia de humor negro. ¿Acaso bloquear a un país no es bloquear a su gente?
