Dos actitudes completamente opuestas en el enfrentamiento a la pandemia y en la forma de hacer política. Frente a la sobriedad y disciplina de Biden, Trump muestra machismo, irresponsabilidad y escasa reflexión. Fotos: Getty y AP.
Desde el Gobierno de Abraham Lincoln, pasando por Franklin D. Roosevelt hasta la fecha, las sucesivas administraciones estadounidenses han logrado sobrepasar las pruebas a que su “democracia”, tal y como la consideran el establishment, ha sido sometida.
Los asesinatos del propio Lincoln (presidente de 1861 a 1865), James Garfield (1881-1881), William McKinley (1897-1901) y John F. Kennedy (1960-1963), la Gran Depresión (desde finales de 1929 y durante toda la década de los treinta) fueron momentos de prueba, cruciales pudiéramos decir, de si ese “sistema democrático”, con todos los defectos inherentes al capitalismo, podría sobrevivir. Y lo hizo. Este 3 de noviembre, ese sistema en completa crisis podría terminar en un caos –del autoritarismo a la total desfachatez ajena a cualquier principio o ética políticos– que afectaría a toda la humanidad, o en un escenario –de la cordura y el sentido común a una visión más realista y democrática del estado de cosas– que podría ser el primer paso de su fortalecimiento hacia formas sociales más avanzadas que las actuales, que se pudiera llamar el New Deal II,1 lo que pide el pueblo estadounidense.