Fuente: Granma
Autor: Yeilén Delgado Calvo | nacionales@granma.cu
12 de agosto de 2022
Foto: Ismael Batista Ramírez
No hacen falta monumentos para Fidel. Está en todas las esquinas, y en todas las calles, y en la gente, en sus dolores y alegrías, en lo mejor de nosotros, en la crítica contra los desaciertos, y en lo que nos enorgullece y nos sostiene. El que debía vivir, vive
En El oficio de la palabra hablada, una estremecedora crónica escrita en 1987, Gabriel García Márquez describe magistralmente a un Fidel visto desde la admiración y lo íntimo de la amistad.
Ese texto termina con un pequeño relato: «Una noche, mientras tomaba en cucharaditas lentas un helado de vainilla, lo vi tan abrumado por el peso de tantos destinos ajenos, tan lejano de sí mismo, que por un instante me pareció distinto del que había sido siempre. Entonces le pregunté qué era lo que más quisiera hacer en este mundo, y me contestó de inmediato: “Pararme en una esquina”».