La política exterior que dicta Washington contra Cuba está llena de dobles raseros. Resulta que el Gobierno de Estados Unidos, con probados vínculos con organizaciones terroristas, sin prueba e hipócritamente, dice estar revisando la inclusión de la Isla en la lista de países que patrocinan el terrorismo.
No tienen moral para hacer tal lista, que no hacen ni las organizaciones multilaterales sobre la base del Derecho Internacional; «EE. UU. no es capaz de mostrar evidencia creíble que justifique la inclusión de Cuba en la lista unilateral», dijo en Twitter el miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, quien agregó: «La politiquería barata y el oportunismo dictan las posiciones de política exterior estadounidense».
El Gobierno imperial se atreve a señalar a Cuba, signataria de los 19 convenios internacionales relacionados con el enfrentamiento al terrorismo, condena ese flagelo en organismos internacionales y es víctima de este, cuyos actos son auspiciados y tolerados por las administraciones estadounidenses.
Ausente desde 2015, en enero pasado Trump incluyó a Cuba en esa lista, y hoy Biden, tras un año de mandato, aún revisa esa condición. La verdadera razón es poner a Cuba en una situación de restricción de exportaciones, eliminación de determinados beneficios comerciales, y limitaciones para el otorgamiento de ayuda económica: la misma línea de su genocida bloqueo.
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